La historia de la obra del boulevard empezó a escribirse una década atrás. En 2005, la intendencia de Roberto Martínez Zavalía aprobó un Plan Director de Drenaje Pluvial Urbano de Yerba Buena, que fue elaborado por un grupo de consultores independientes. El objetivo de esa directriz es que todas las acciones destinadas al manejo de las aguas pluviales en el territorio municipal estén enmarcadas dentro de una normativa común.
En ese plan integral, se definió que el Boulevard 9 de Julio iba a ser uno de los principales receptores del sistema pluvial de la ciudad, y que para ello había que reemplazar el actual zanjón por un canal revestido de hormigón, con cuencos disipadores y desniveles.
En 2009 -durante la primera gestión del intendente Daniel Toledo,- se solicitó financiamiento al Ministerio de Planificación Federal de la Nación. Durante los tres años siguientes, la Municipalidad reunió y presentó los documentos técnicos y administrativos que le fueron exigiendo.
Hasta que en agosto de 2012 se hizo una audiencia pública, donde se expuso el proyecto y el estudio del impacto ambiental. En esa ocasión, uno de los principales oradores fue el responsable técnico de esa iniciativa, el ingeniero Claudio Bravo.
Al año siguiente, en mayo de 2013, el Ministerio de Planificación Federal de la Nación hizo un llamado a licitación, y encuadró la obra dentro del Proyecto de Infraestructura Hídrica del Norte Grande.
La tarea le fue adjudicada a Supercemento, una empresa con sede en Buenos Aires, que se dedica principalmente a la construcción de acueductos y de colectores a partir del desarrollo del hormigón pretensado.
“La constructora sigue sosteniendo que la obra estará culminada este año, al menos en un 80 %”, asegura Toledo.
Circule con cuidado
Lo cierto es que hoy, los yerbabuenenses que transitan a diario por el sector sur de la ciudad se topan con camiones yendo y viniendo, con calles cortadas y con carteles que piden circular con precaución. Quienes, incluso, asoman sus narices sobre la otrora zanja del boulevard, observan las máquinas allí dentro.
La obra consiste en la construcción de un colector pluvial subterráneo, debajo del Boulevard 9 de Julio. Allí descargarán cuatro colectores secundarios, que están siendo cimentados en las calles Güemes, Chacho Peñaloza, Rubén Darío y Andrés Villa. Esos colectores arrancan en la avenida Aconquija y finalizan en el boulevard.
Según lo planificado, esta obra permitirá captar los excesos pluviales generados en las cuencas de aporte, y conducirlos hasta su desembocadura en el Canal Sur.
Lo que falta
El actual zanjón Boulevard 9 de Julio atraviesa gran parte de la ciudad, en la zona sur. Comienza en el Camino del Perú y llega hasta la avenida Solano Vera. En total, se extiende por unos 4.000 metros de largo. En sus márgenes viven unas 1.200 personas, según las cifras que maneja la Municipalidad. Tiene unos cuatro metros de ancho y dos metros y medio de alto.
Al finalizar el entubado, se hará una reforestación con especies nativas y se pavimentará el Boulevard 9 de Julio. Una de las exigencias que puso el Banco Mundial fue la libre traza; es decir, que no hubiera expropiaciones. Así, la calle resultante tendrá, en sus tramos más anchos, nueve metros; en los más angostos, algo más de siete metros.
La realización del canal San Luis y del canal Perú también fueron propuestas en el Plan Director de Drenaje Pluvial Urbano de Yerba Buena.
El secretario de Obras Públicas de la Municipalidad, Julio Herrera Piedrabuena, revela que, además, deberán hacerse dos lagunas de detención, en las rotondas situadas al pie del cerro. Dicho requerimiento -relata- fue exigido por los especialistas del Banco Mundial que estuvieron en enero último en la provincia, evaluando la entrega de un crédito para la construcción de ese ducto. “Las aguas captadas por este canal serán evacuadas hacia El Manantial, como proponen muchos hidráulicos”, concluye Piedrabuena.